viernes, 17 de enero de 2014

El Lector de Cómic en España.



Llevo tiempo reflexionando acerca de escribir o no este post acerca de mi percepción del mundo del cómic en España, sobre todo enfocándolo hacia el público. Quiénes somos, cuántos somos, etc. Y aprovechando un poco para reclamar un poco de dignidad por parte del público general para un medio como el del cómic, que a mi juicio, merece ni más ni menos que la misma apreciación que el cine o la literatura, a pesar de que muchos académicos y estudiosos del arte, de esos que visten chaquetas de pana y fuman en pipa, me quieran desde ya desterrar del gremio de la filología por decir algo así.
El caso es que comencé a pensar sobre ello a raíz de una mesa redonda en la ciudad de Baeza a la que tuve el inmenso placer de asistir, y que estaba encuadrada en el primer Festival de Cómic Europeo de Úbeda y Baeza en la que se discutió el tema, y también después de haber leído el artículo de Marc Bernabé en su blog sobre las estadísticas manga de 2013.

El caso es que ayer, comprando la revista El Jueves, de la que soy lector ocasional, me topé con una pareja de novios con no mucha pinta de gustarle los cómics que estaba ojeando ávidamente la revista. Una escena tan normal e insignificante en esencia, me impulsó definitivamente a plasmar mi visión acerca del estado del mercado del cómic en España. Por desgracia, no puedo apuntar demasiados datos, pero sí puedo dar mi opinión sobre por qué el Noveno Arte está tan denostado por muchos sectores sociales y de consumo en nuestro país. De nuevo, esta no deja de ser mi opinión personal, otros tendrán la suya, algunos coincidirán en algo conmigo y otros directamente discreparán en todo. No espero imponer mi visión, ni tampoco que mi opinión sea ecuánime entre vosotros. Quiero simplemente eso, expresar mi opinión. Así que vamos allá...

- ¿CUÁNTOS SOMOS?

Algo que sería básico para determinar en qué punto está el mercado del cómic en España es saber cuántos lectores potenciales hay que estemos a la vez dispuestos a comprar un título determinado. El problema es que para cualquiera de nosotros (aficionados, prensa, etc) es imposible saber de manera aproximada cuántos lectores de cómics puede haber en España, dado que las editoriales jamás, y bajo ningún concepto, publican dato alguno acerca de tiradas, ventas o beneficios económicos, ya que, por diversos motivos, consideran que este tipo de información es confidencial. Tampoco podemos basarnos en los datos de asistencia a los eventos relacionados con el cómic, puesto que absorben a un público bastante heterogéneo que, en una buena parte, ni siquiera son aficionados o lectores habituales al cómic.

Hawkeye: ganador de un Eisner
Sin embargo, a pesar de la ausencia de datos objetivos, casi que podemos afirmar que el mercado del cómic en España, por lo general, es muy exiguo, marginal y principalmente centrado en la importación de obras provenientes de los tres grandes mercados (Francia, Japón y Estados Unidos), con una ligera preferencia general por el manga (cómic japonés) y el cómic norteamericano de corte más o menos comercial. Principalmente, para decir esto me baso en el poco público que reciben en general los autores españoles, sin importar el género que desarrollen. Por lo general, y salvo muy pocas excepciones, en España nadie vive de dibujar cómics. Lejos quedan los tiempos de la Editorial Bruguera, de la mítica tradición del tebeo español (una corriente denostada hoy por muchos, pero que en su día fue pilar en el desarrollo de la producción patria). Por tanto, nuestros autores más talentosos tienen que hacer las maletas y probar suerte en el extranjero. Y os puedo asegurar que no son pocos. Por ejemplo, Carlos Ezquerra tuvo que buscarse la vida en el Reino Unido para dibujar los guiones de un tal Juez Dredd, que la revista 2000 AD empezaba a editar en la época; Carlos Pacheco, autor andaluz que no tuvo sitio en el mercado español, emigró a EEUU y se convirtió en uno de los mejores dibujantes del mercado norteamericano, trabajando en series y obras importantes de DC Comics y Marvel Comics; David Aja, de Valladolid, ganador ni más ni menos que de un Premio Eisner por su trabajo en la nueva serie de Hawkeye (Marvel) o gente como Guarnido y Canales, autores de Blacksad, autores importantes en el cómic francobelga actual... podría seguir hasta el año que viene. Poco público, poco mercado para la producción nacional, poca o nula apreciación del medio entre el público general... elementos que se traducen en el hecho de que tengamos una industria comiquera propia muy débil y que, en última instancia, provoca este inevitable éxodo de autores con talento que surgen en España (que no son precisamente pocos).
Judge Dredd, de Carlos Ezquerra

Pero también hay otro elemento más que explica esta situación de marginalidad o de subcultura que vive el cómic español: la ausencia de lectores ocasionales.

- EL CÓMIC: UN CÍRCULO CERRADO EN ESPAÑA

Lo he dicho en el apartado anterior: en España, el cómic es percibido por el público general como algo subcultural, marginal, cuando no infantilizado (salvo pequeñas excepciones que nombraré más adelante). Esta falta de apreciación del cómic, en mi modesta opinión, es causada por la ausencia de un tipo de lector que sí existe en los tres grandes mercados y que, precisamente, hace que esos mercados sean grandes. Hablo del público que lee un cómic de la misma forma que puede leer una novela o ir al cine a ver una película de forma puntual sin ser precisamente muy aficionado al medio: el lector ocasional. ¿Y por qué no hay lectores ocasionales en España, haciendo del cómic un arte marginal? Pues por la falta de apreciación del cómic como un arte igualmente válido que el cine. Sí, como veis, es unainterminable pescadilla que se muerde la cola.
Hombre adulto leyendo un cómic en los años 70. EEUU

Como es evidente, tener una base de lectores aficionados que leen y consumen de forma regular es importante, pero lo que realmente levanta la industria y la fortalece es la presencia de estos lectores ocasionales, por la simple razón de que suponen prácticamente la totalidad del mercado de un país. Al no existir estos lectores ocasionales, el cómic se ve recluído a un círculo "cerrado" de aficionados de base que consumen historieta con regularidad.

¿Existe este mercado en otros países? Rotundamente, sí. Por ejemplo, en Japón el manga supone ni más ni menos que el 25% de la producción editorial total del país. Es decir, que de la totalidad de los libros y revistas de cualquier tipo que se producen en Japón, el 25% son manga. Por tanto, con estos porcentajes, se podría afirmar rotundamente que Japón es el mercado principal de cómic de todo el mundo, pues es el país que más cómics produce y edita. No es de extrañar, pues, la gran aceptación que tiene el Noveno Arte en el país nipón, hasta el punto de tener la necesidad de producir obras dirigidas para todo tipo de público e incluso clasificando las obras en base al sector demográfico hacia el que están dirigidas las obras.

Tienda de manga en Japón
En Francia, otro de los grandes mercados, la existencia de este público flotante facilita que sea el país europeo donde más se dibuja y edita historieta. Aún con la crisis, el mercado del cómic en Francia ha subido un 4% en 2013 con respecto a 2011, editando durante el año 2012, por ejemplo, más de 5.000 volúmenes de producción propia, a la vez que crece la importación de manga año tras año. El peso del país galo en la industria es similar al de Bélgica, país en el que el cómic supone más del 5% de la producción editorial total del país. Para que os hagáis una idea del abismo, en España se producen tan sólo en torno a los 1.000 números al año, siendo un tercio (sobre 300), cómic japonés, y ocupando la producción propia un porcentaje bastante pobre.

Por supuesto, el apoyo institucional y el tratamiento de las instancias públicas también es clave. Mientras en España, la Ministra de Cultura del Gobierno socialista de 1993 calificaba el cómic como "un elemento que está fuera de cualquier manifestación cultural", en Japón se promovían actos como los Premios Culturales Osamu Tezuka o en Francia, se celebraba con carácter señorial el Festival de Cómic de Angulema. Definitivamente, a diferencia de en España, la sociedad francesa y japonesa perciben el cómic como un arte por derecho propio. Sin embargo, la prensa escrita y generalista española, siempre ha tratado el cómic y sus diferentes formas con sumo respeto y con el peso cultural que tiene y que merece. Lastimosamente, esto no es suficiente.

Algo similar ha ocurrido en Estados Unidos a lo largo de su historia, a pesar de que el país norteamericano también sufre cierta tendencia a la baja en los últimos años y la percepción del público general ante la historieta es cada vez más negativa. La diferencia, claro está, es que el mercado norteamericano sigue siendo inmenso y ocupa cerca del 14% de la producción editorial del país, lo que es una auténtica salvajada.

Portada de El Jueves
A pesar de todo, en España, el público general consume cómics de forma muy, muy puntual. Tan puntual, que ni siquiera se podría considerar que existiera un mercado de lectores casuales como en los tres grandes mercados. De forma puntual, aparece un superventas, como el último volumen de Astérix, libro más vendido en España durante el mes de diciembre, o auténticas chorradas como los cómics coleccionables basados en Star Wars o de temática futbolera (como los cómics acerca del Barça o de la selección española editados recientemente por Panini). A pesar de todo, observo dos sectores dentro de la producción propia española que verdaderamente tienen calado entre el público generalista, no necesariamente aficionado al cómic:

- El cómic de prensa. Pienso que España siempre ha tenido un mercado bastante amplio en el cómic de prensa, es decir: tiras cómicas e historietas de carácter humorístico y satírico. No en vano, en España los autores que viven de la historieta (precariamente, eso sí) sin tener que marcharse del país, son autores de tiras cómicas en importantes periódicos españoles (como El Roto o como Forges, dibujantes que además son generalmente respetados como artistas), y además, la única revista exclusivamente de cómic que se mantiene con bastante holgura a simple vista, tras la desaparición de Cimoc, Kabuki o los experimentos con revistas manga de Planeta, es precisamente El Jueves, una revista que recopila tiras cómicas e historietas de carácter satírico y humorístico.
Portada de Capitán Trueno

- El cómic retro o nostálgico. Otro filón donde parece que en España hay cierta industria. La nostalgia por los tiempos de TBO o la Escuela Bruguera (Ibáñez, Escobar, Vázquez o incluso el más moderno Jan) parece mover bastantes lectores en España. No manejo porcentajes, ni tampoco sé cuántas "novedades" se editan esperando explotar este pequeño filón, pero si nos basamos en la observación general del panorama, vemos que ha sido siempre muy generalizada la lectura infantil o tardía de títulos de Ibáñez como Mortadelo y Filemón, o de cómics de la más pura tradición hispana como Capitán Trueno o Hazañas Bélicas. Y la muestra de que supone un filón en el mercado comiquero español es que existe bastante mercadotecnia en torno a este tipo de obras: reediciones, recopilatorios en tomos de considerable tamaño, coleccionables que se venden bastante bien, etc. La nostalgia vende y el ensueño por la antigua producción propia española se mueve bastante en mi más humilde opinión.

- ¿AYUDAN LOS EVENTOS A LA PROMOCIÓN?



Los datos de asistencia del Salón del Manga de Barcelona del año 2013 han revelado que ha sido el evento relacionado con el mundo del cómic que más asistencia ha atraído en toda España, y uno de los más concurridos de Europa. Sin duda, es un dato positivo, ¿pero ayudan a la promoción la proliferación de este tipo de eventos? Sería de necios decir que no, pero ¿mueven realmente a aficionados del cómic? Mi respuesta es claramente que no.

Veamos. Los salones del cómic en España se han convertido en eventos de prácticamente todo menos de cómic propiamente dicho. Es más, yo diría que incluso el cómic no es más que una burda excusa para hacer de todo menos actividades relacionadas con el cómic y convertir el evento en una ludoteca gigante repleta de juegos, merchandising, karaokes y oferta de todo tipo que no tiene absolutamente nada que ver con el medio. Evidentemente, esto no se aplica del todo a grandes eventos como los Salones de Barcelona, pequeñas conferencias y pocas cosas más, sino a los numerosos salones que hay a lo largo y ancho de España y que ofrecen una oferta tan variada, que ni siquiera cabe pensar que son eventos de cómic. Yo incluso me atrevería a decir que una gran cantidad de su público ni siquiera se interesa por el cómic, sino por la oferta derivada. Incluso personalmente he paseado por algún que otro salón del manga que no tenía NINGÚN puesto para comprar mangas. Eso sí, concursos de karaoke y puestos de ramen, videojuegos y merchandising hasta agotar. Incluso la quasi sagrada Comic-Con de San Diego, el lugar donde se entregan los Eisner, la meca del cómic americano, está haciendo perder terreno a los cómics en favor a los videojuegos y el cine, cuando a los aficionados del cómic no nos tiene ni por qué gustar el videojuego ni el cine.

Claro, podemos decir que el público general no nos respeta, que las instituciones nos ningunean y que, sin duda, merecemos dignidad. Pero si incluso desde dentro, si incluso los supuestos aficionados al medio ningunean al cómic de esta manera... realmente poco o nada podremos hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Alguna opinión?