Como seguramente ya sabréis todos, Shigeru Mizuki, uno de los autores de manga más importantes, brillantes e influyentes de la historia del medio, ha fallecido esta semana a la edad de 93 años, dejando tras de sí un legado en forma de cómic que es prácticamente inabarcable por su grandeza y brillantez. Nos deja cuando empezaba a ser medianamente reconocido en Occidente y sus obras comenzaban a ser verdaderamente apreciadas en muchos puntos del globo alejados de Japón. Personalmente, puedo decir que Mizuki es, con total seguridad, uno de mis autores de cómic predilectos por todo, no sólo lo que le ha aportado al medio, sino lo que me ha aportado a mi personalmente con sus historias, y lo mucho que he aprendido a través de sus viñetas.
Quiero que esta entrada, en este humilde y olvidado blog, sirva como pequeño homenaje a la figura de Shigeru Mizuki. Intentaré transmitiros, aunque sea de una forma superficial, lo que este autor me transmitió a mi en su día, y os animaré a leer cuatro de sus obras: las cuatro con las que más he disfrutado y a las que más cariño tengo. Y, sobre todo, espero que disfrutéis de este post tanto como yo he disfrutado de su escritura, y que os sirva para apreciar, reconocer y aprender sobre la figura del gran Shigeru Mizuki.
EL AUTOR: CONTEXTO E INFLUENCIA EN EL MANGA
Shigeru Mizuki, nacido en la localidad japonesa de Sakaiminato, sirvió como soldado en la II Guerra Mundial para ejército japonés. Fue enviado a Papua Nueva Guinea en servicio de guerra, donde, además de contraer la malaria, fue testigo de la crueldad de la guerra en primera persona, perdiendo un brazo en un bombardeo y observando, además, la muerte de muchas personas cercanas a él. Este hecho vital fue el principal determinante en la vida de Shigeru Mizuki como autor de manga, no sólo por la obvia influencia que esto ha tenido en el contenido de sus obras, sino también porque las lesiones sufridas durante la contienda fueron determinantes para que Mizuki decidiera probar suerte como dibujante.
Shigeru Mizuki a los 18 años |
- El Manga de la Post-Guerra
Tras la caída del Japón imperialista que marca el fin de la II Guerra Mundial en el frente asiático, llegó la ocupación norteamericana del país, que trajo consigo una ordenación política y jurídica que, salvando las obvias distancias, se diseñó a imagen y semejanza de la de EEUU. Ello provocó que se relajaran las políticas censoras del gobierno ultranacionalista de Japón, hasta el punto de que quedaron prohibidas constitucionalmente todas las acciones de censura por parte del Gobierno.
Las nuevas políticas que entraron en el Japón de la post-guerra tuvieron como consecuencia el nacimiento de una era altamente creativa en el arte, y el manga no fue menos. Durante los años 50, comenzó a emerger una generación de mangakas que, gracias a sus innovaciones técnicas y narrativas, junto a la dirección estética del nuevo cómic que estaba en ciernes, pusieron los cimientos para el desarrollo del manga moderno tal como lo conocemos hoy día. Esta época supuso una ruptura con todo lo anterior: el cómic ya no era simple sátira o entretenimiento para niños, sino que también se empezaba a fragmentar según su público objetivo: aparecen las demografías a partir de los años 60 y se va conformando el mapa estilístico del manga que tenemos hoy día como referencia. Entre esos nombres destacados y responsables del desarrollo del medio durante esta era de post-guerra encontramos, sobre todo y principalmente, a Osamu Tezuka, conocido como "Dios del Manga" con todos sus méritos por ser el genio que ideó el estilo gráfico y estético que influenció de forma más decisiva al del manga mainstream actual, así como técnicas como las líneas de movimiento y el enfoque cinematográfico de viñetas. Junto a Osamu Tezuka, encontramos a otros nombres no menos importantes como el de Yoshihiro Tatsumi (creador del manga para adultos, o gekiga), Shotaro Ishinomori (autor de Kamen Rider y padre del sentai), la pareja Fujiko-Fujio (padres de Doraemon o Hattori, entre otros) o Leiji Matsumoto.
- ¿Qué lugar ocupa Shigeru Mizuki?
¿Qué aportó? La principal aportación de Shigeru Mizuki, bajo mi punto de vista, es que logró salvar el contexto histórico para rescatar el folklore japonés y ponerlo en primera línea del entretenimiento a través de sus historias acerca yokai, fantasmas y otros seres de la mitología japonesa. Mizuki también aportó muchísimo, y es frecuentemente citado como influencia, al nacimiento posterior del manga de terror o sobrenatural. En segunda linea, Mizuki también es conocido por su aportación al manga histórico y bélico, con obras que combinan el drama y la seriedad con la comedia. Y no menos importante fue su aportación al género biográfico (su propia autobiografía, Hitler: La Novela Gráfica, etc). Todo con un estilo gráfico caricaturesco, muy característico del cómic juvenil de la época y también del cómic de prensa. Pero analicémoslo más a fondo.
OBRA
La obra de Shigeru Mizuki podría dividirse en tres vertientes: folklore o sobrenatural, cómic histórico o bélico y cómic autobiográfico. Sin embargo, una buena parte de su obra tiene aspectos autobiográficos cuando no es de carácter autobiográfico directamente, por lo que aquí analizaremos cuatro de sus obras: dos de la vertiente folklórica o sobrenatural (yokai) y dos de su faceta histórica o bélica, siendo, a su vez, una de cada vertiente de carácter autobiográfico.
- El Folklore y lo Sobrenatural: Los Yokai
Sin duda, la faceta por la que Mizuki se ha convertido en una figura en el mundo del manga. Con ella, consiguió traer a los personajes del folklore japonés a primera línea del entretenimiento, principalmente, gracias a su obra Gegege No Kitaro.
Kitaro es, probablemente, el personaje más conocido de Mizuki, el gran responsable de la popularización de los yokai y del folklore japonés, generando muchísima mercadotecnia. Gegege No Kitaro es la primera gran obra de Shigeru Mizuki y, probablemente, su primer gran éxito. Cuenta, en forma de episodios semi-autoconclusivos, las aventuras de Kitaro y sus amigos, todos yokai, quienes luchan para lograr la paz entre estas criaturas, mitad monstruos mitad espíritus, y los seres humanos. La narración en Kitaro es muy directa y dinámica, muy típica del shonen de la época, y con muchos tintes cómicos. Sin duda, y esto es evidentemente pura opinión, una lectura más que recomendable para empezar a introducirse en la obra de Shigeru Mizuki.
Esta obra, por su magnitud y popularidad, ha sido adaptada muchísimas veces a diferentes medios, como el cine, el anime, el videojuego... y hoy día aún goza de mucha popularidad en Japón. Sin embargo, mis gustos en este sentido van por otro camino y, de esta faceta de Mizuki, a mi personalmente siempre me gusta recomendar NonNonBa.
De aspecto autobiográfico, NonNonBa narra la infancia del propio Mizuki y su relación con una anciana vecina suya a la que llama, cariñosamente, NonNonBa. Ella va guiando al joven Gege (el apodo de Mizuki entonces) con sus conocimientos sobre las creencias antiguas japonesas a través del folklore japonés, presentando a los yokai, fantasmas o criaturas mitológicas de la tradición, adaptando su papel e influencia sobre la vida que Gege lleva en casa de sus padres en el pueblo.
En esta obra, de tomo único, Mizuki saca a relucir, no sólo su faceta de narrador con tintes autobiográficos, sino también su habilidad como autor costumbrista. Bajo mi punto de vista, NonNonBa funciona muy bien como guía de yokai y de seres mitológicos, pero también como obra de carácter autobiográfico y, por consiguiente, también costumbrista. La narración pausada, el cierto tono nostálgico con sabor a recuerdo, la divertida inclusión de los yokai y cómo interactúan con Gege y NonNonBa en el plano real hacen de esta obra una auténtica joya del manga. Un trabajo completo y muy ameno de leer, del que también se puede comprender el contexto histórico en el que se desarrolla la historia. Altamente recomendable y para mi, sin duda, la obra cumbre de Mizuki.
- Manga Histórico y Bélico
Esta es la segunda vertiente por la que más se le reconoce a Shigeru Mizuki. El impacto que la II Guerra Mundial tuvo sobre él como persona, más allá de lo evidente, tuvo que quedar plasmado de alguna forma en su obra. De esta manera, destacan tanto obras como "Showa", donde retrata el carácter del Japón de la época, como obras que relatan sus memorias o recuerdos como soldado al servicio del ejército imperial japonés durante la II Guerra Mundial. Una de mis obras favoritas de esta faceta, de todas formas, es Operación Muerte.
Operación Muerte es una obra bastante cruda que relata la vida de un destacamento del ejército japonés que desembarca sobre Papúa Nueva Guinea. Allí, los soldados aprenden a sobrevivir por sí mismos en la isla hasta que aparece el enemigo, momento tras el cual, los mandos del ejército japonés demuestran su despiadado carácter y su nulo respeto y aprecio por la vida humana.
En esta obra, parcialmente autobiográfica, Mizuki nos muestra las duras condiciones de vida de un soldado en servicio en tiempos de guerra, y nos relata las estrategias de combate del ejército japonés, estrategias que, básicamente, consistían en usar a los soldados como mera carne de cañón. La lucha por sobrevivir, la crudeza de la muerte y las enfermedades en el frente, todo está perfectamente detallado en Operación Muerte, lo que la hace una obra especialmente dura dentro de la bibliografía de Mizuki, pero no por ello menos brillante. Bajo mi punto de vista, de hecho, es una obra esencial para entender al autor.
Por último, cabría destacar una obra puramente histórica y puramente biográfica que explica su punto de vista acerca de uno de los personajes históricos sobre los que más se ha escrito: Hitler.
El Hitler de Mizuki no pasa de ser una biografía al uso, pero al mismo tiempo, bastante original en su concepción, en la forma de narrar y en la de caricaturizar a Hitler quien, por otro lado, se ve cargado de expresividad, de carácter y de un idealismo sólido y fuerte, como lo era el de Hitler.
Probablemente, es una obra que se recrea más en los inicios de Hitler como político, la fundación del Partido Nazi y todo lo que le rodeó, incluyendo el golpe de Estado en Munich. También vemos al Hitler participante en la I Guerra Mundial, cómo su ideario nacionalista va cambiándole como persona a raíz de la derrota de Alemania en la contienda. También podemos observar el punto de vista japonés, con la aparición de los líderes japoneses de la época, además de cameos estrella como el del General Franco. En definitiva, una biografía amena y muy bien construida, que trata de arrojar un punto de vista más acerca de una figura tristemente recordada por sus atroces actos como lo es la de Adolf Hitler.
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La conclusión sobre el trabajo de Mizuki es clara: como he dicho varias veces, es uno de los grandes responsables del desarrollo del manga moderno, tal como lo conocemos hoy. Puso su grano de arena en el desarrollo del manga de terror, cultivó como nadie el género narrativo de la biografía y, además, consiguió que miles de japoneses se volvieran a interesar por sus tradiciones y por su mitología a través de sus historias de yokai.
Shigeru Mizuki ha muerto. Sin embargo, yo podría decir que no lo ha hecho, que sigue más vivo que nunca a través del inmenso legado que nos ha dejado en forma de manga. Su cuerpo físico nos falta en el momento en el que el autor empezaba a ser reconocido de manera unánime en todo el mundo, incluyendo Europa y EEUU. Que descanse en paz. Todo homenaje es poco para una figura como él.
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